lunes, 17 de noviembre de 2014

Duelo personal

La perdida de un hijo es un dolor muy grande del cual nunca logras recuperarte, logras levantarte si así lo decides pero ese pedacito que se fue al cielo se llevó parte de tu corazón.
A continuación cuento un poco de como viví el duelo de perder a mi hijo Reyben.
En la vida que he llevado siempre he tratado de mantenerme fuerte ante mi familia, para no dar mas motivos de preocupación puesto que ellos viven pendientes de mi salud, así que cuando me embarace lo mantuve en silencio, supieron de mi embarazo cuando ya casi cupmlia 4 meses de gestación y poco después se enteraron del padecimiento de mi bebe, así que solo me permitia llorar cuando mis lágrimas solas salían, de lo contrario nunca lloraba con ellos solo en mi soledad.
Con esa entereza hice los tramites que se necesitaban para cuando mi bebe se fuera con Dios, solo yo supe todo lo que me dolió haber comprado eso y no la cunita o ropita para el. Así pasaron los meses y cuando nació y lo vi me volví loquita de alegría pues al fin lo conocía, me pareció tan lindo, solo esos pequeños momentos fueron los que viví con el fuera de mi panza.
Yo estaba tan feliz que creí que viviría por mas tiempo, lo vi tan lleno de vida, con tanto movimiento que quede anonadada, en fin no pensé solo disfrute que había nacido.
Cuando murió ninguna enfermera ni nadie me informo que mi bebe se había ido al cielo, lo supe hasta el siguiente día y me dieron la noticia delante de mi mama, mi mente se quedo en blanco, no hice, ni dije nada solo sabia que tenia que sacar fuerzas para no ponerme mal, no iba a dar mas preocupaciones de las que ya había.
Fueron cinco días en el hospital de los cuales ninguno llore, cuando salí de el y ver a todas esas mamas llevarse a sus hijos a casa me dio rabia, coraje, yo también podría ser una de ellas, pero no, Dios había decidido que no era lo suficientemente madre para dejármelo.
Estaba tan enojada con la vida, con Dios, con las personas que eran felices, con las personas que tenían bebes, con las noticias de llegadas de bebes, esa envidia y culpa que no me dejaban en paz, esa culpa en donde me recriminaba que había sido tan mala madre que no supe cuidar a mi hijo, que no le di los cuidados suficientes y por eso había muerto.
Me enojaba tanto con mi esposo porque parecía que el no sentía dolor por la muerte de Reyben, que cada 5 minutos peleaba con el y desquitaba toda mi amargura.
Pero todas las personas que me visitaron jamas se dieron cuenta de nada, cuando me decian las clásicas frases de " después tienes mas hijos " y "bla, bla, bla ", no perdia la calma y solo sonreia, pero mes y medio después de que se marcho Reyben una de mis perritas que me acompaño en mi embarazo y a la cual quería mucho se salio de la casa y se perdió.
" Lolita " (nombre de mi perra) fue el detonante para que mi dolor explotará cruelmente y todas esas lágrimas y todas las palabras que había guardado en mi corazón para mi bebe salieron.  Hubo alguien por ahí que me dijo  " Reyben se va a enojar porque ni por el lloraste tanto como por tu perra " " ay hombre al rato consigues otra perra y la reemplazas "
Pero no era que estuviera llorando mas por mi perra sino que esa fue la salida que yo encontré y las frases que decían en mi dolor eran para mi bebe.
Tuvo que pasar mucho tiempo mas para que mi dolor se calmara un poco, hasta ahora hay días en que la nostalgia de lo que pudo ser aparece de vez en cuando. La relación con Dios mejoro .
notablemente 
Y el recuerdo de mi hijo, el sentirlo cerca de mi los nueve meses y el conocer su tierna carita siempre vivirá en mi corazón