viernes, 20 de junio de 2014

Estoy aquí

MAMA:

Voy a decirte que me escuches ahora .... que estés atenta a estos momentos de
silencio que te dejes llevar por tus emociones... que seas como el agua fluyendo
lentamente… sin compadecerme sin compadecerte… Yo estoy y estaré siempre dentro
de ti formando parte de tus sueño y tus ilusiones. Yo que tanto te quise, a la
que tanto amo... Quiero decirte que estoy aquí cerquita de tu alma al ladito
justo de tu corazón, por eso deja de buscar tanto afuera lo que puedes
encontrar dentro. Para llenar ese vacío que crees tener, tan sólo mira
tu interior, el tesoro esta dentro de tu ser.
Déjame decirte que no quiero más penas, no me ofrezcas más dolor, no me
hagas víctima y culpable. Vive y deja vivir más allá del rencor, ya
pediste perdón. Yo solo se que quiero risas, que me acerco a ti
en tu alegría, que me reconozco en tu valor, al transformar tu
tristeza en valentía porque tuvimos la gran suerte de
querernos y formar parte de una gran familia.
Y ahora me puedes llevar en la imaginación. Sin ataduras ni cadenas, soy un espíritu libre, soy el sol y la luna, el fuego y la tierra, el aire y la luz. Tu bien sabes que mi experiencia va unida a la tuya.
Celebra que puedes verme en cada acto de amor.. Soy sólo eso … sencillamente AMOR.
Que tus lágrimas no te impidan ver las estrellas y cerrar tu alma, que tu dolor no te impida oler las flores y la suave fragancia de las rosas, que tu tristeza no te impida tender la mano y acariciar un pétalo, y escuchar palabras bonitas al oído, y saborear frutas silvestres exquisitas.
Que mi muerte no sea tu propia loza, que mi abandono no te desarme y
te mate de soledad y desconsuelo... sabes que ese dolor que te quema
la cabeza y las entrañas pasará y se apaciguará con el tiempo.
Déjame verte como un guerrero que mira hacia delante, de frente,
con decisión, atención y paso ligero.
Háblame si es preciso lo que te quedaste, lo que no pudiste decirme por temor a
enfrentarte, ¿Por falta de valor?, y si no tuviste tiempo... no importa la causa
celebra lo que nos unió. ¿Sabes que admiro como vibras con cada nueva ilusión?
En vez de soportar tanto dolor disfruta de la vida con pasión.
Date paz, conciencia y humor. Y cuando tú te vayas cuando nos volvamos a
encontrar nos fundiremos en un abrazo lleno de amor, madre mi querida madre.
Cuanto te amo, cuanto te quiero, cuanto te admiro, mi querida madre el silencio de
tu alma también la oigo yo.
Quiero darte las gracias por ser mi madre...porque te amo. Para no
olvidarme dime hola, en vez de un triste adiós tan solo recuérdame como soy, sintiéndome feliz.

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jueves, 19 de junio de 2014

Duelo en pareja ( por la pérdida de un hijo )


Frente al dolor

Cuando la pareja es dramáticamente conmovida por la muerte de un hijo, es comprensible que cada uno de los padres esté sumergido en su propio dolor y que la relación de pareja no esté, en ese momento, en el primer lugar de sus preocupaciones.
Pero es indudable que el peor de los duelos es el duelo solitario. Así lo entienden los amigos y familiares, que en estas circunstancias, se acercan a ellos brindándoles todo su afecto y consideración.
Pero como sabemos ese acompañamiento es sólo temporario, ya que la vida debe continuar, y después de cierto tiempo la solidaridad decrece paulatinamente. Es entonces, y sin la menor duda, donde el compañero, el testigo necesario, es para cada padre doliente, su propia pareja.
Ellos sabrán estar juntos en el silencio respetuoso y en la reminiscencia de tantos momentos compartidos con quien hoy no está físicamente a su lado.
La pareja se afianza frente a la gran ausencia. Irán creando, quizá sin proponerlo, un código cómplice que les indicará cuando hablar y cuando callar frente a terceros. A veces, el sólo cruce de una mirada será suficiente, para entenderse en cada circunstancia a los que lo someta el diario vivir.
Lentamente se irán generando nuevos proyectos y se ira permitiendo la pareja acceder otra vez a la vida, y a ciertas alegrías que en un principio eran impensadas.
A partir de la experiencia y de la complicidad del dolor compartido, el vínculo se afianza y cada uno será para el otro el mejor compañero en el camino que aún les toque recorrer, compartiendo el tiempo y los sentimientos, pero respetando también la individualidad del duelo en cada uno de ellos.
Es esta sólo una semblanza de la probable evolución de una pareja, que al momento de la pérdida, se encontraban unidos y felices.
*
No ocurre lo mismo, cuando la pérdida de un hijo es el detonante que pone en evidencia el malestar o la infelicidad preexistente entre los padres. Es aquí donde se cumplen las estadísticas que hablan de un aumento de las separaciones en estos casos.
Las recriminaciones, el hacer de algún modo culpable al cónyuge por lo sucedido, el resentimiento, el discutir y competir entre ellos por el amor o por la desatención hacia el hijo, son en estos casos, moneda corriente. Luego, la separación, tal vez necesaria, y el profundo dolor de tener que afrontar un duelo solitario.
Las opciones: Grupos de autoayuda, terapia, religión, amistades, nuevos intentos de pareja.
*
Lo que no ayuda: 
 No respetar los tiempos ni la singularidad del duelo del cónyuge.
Cuestionar lo que cada uno hizo o dejó de hacer.
Atribuirle al otro responsabilidad o culpa en lo sucedido.
Encerrarse en su dolor y desatender a su pareja.
Privarse y privar al otro de ciertas gratificaciones que pudieran compartirse, por un sentimiento de fidelidad al ausente
Asumir un rol de víctima como si su dolor fuera más  importante que el de su pareja
Obligar al otro a participar de ceremonias, recordatorios, visitas al cementerio cuando su pareja no sienta la necesidad de hacerlo.
Censurar en el otro la risa, la broma, la participación en eventos sociales, acusándolo de olvido o de desamor.

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